Sus comienzos en el periodismo comienzan entre los años 1918 y 1921 convirtiéndose en el redactor de diarios como El Noticiero Sevillano (periódico de carácter independiente durante la Segunda República) y La Noche. En 1922, se traslada a Madrid como redactor jefe esta vez en el periódico El Heraldo. Años más tarde, en 1927, adquiere su primer reconocimiento con uno de los premios más prestigiosos del periodismo, el premio Mariano de Cavia. Premio otorgado por su reportaje a la primera mujer que había traspasado el Océano Atlántico en un avión Junker y que fue publicado en el ABC.
Entre los años 1927 y 1937 alcanza su etapa de mayor plenitud.Dedica su tiempo a viajar por Europa y recoger sus vivencias en ensayos sobre la revolución soviética. Una de sus obras más célebres es Juan Belmonte matador de toros; su vida y sus hazañas (1935) una biografía sobre el torero al que conoció realizando entrevistas a diversos personajes.Otra de sus obras A sangre y fuego Héroes,Bestias y Mártires de España (1937) en la que se recogen sus testimonios de la Guerra Civil mientras estaba exiliado en París. Para autores contemporáneos como Andrés Trapiello, este libro es uno de los mejores de los que se haya escrito sobre la guerra. Entre estos años también participa en revistas como Estampa, a finales de los años 20 en donde Chaves Nogales elabora reportajes en tono literario, y La Gaceta Literaria. Durante la República en 1931 dirigió el periódico Ahora, moderado dentro del contexto de la época que contó con colaboraciones como Azorín o Pío Baroja. Siempre estuvo al servicio de la República y se mantuvo en Madrid hasta que el gobierno abandonó hacia París. Fue en 1940 con la proximidad de las tropas alemanas cuando decidió viajar a Londres, hasta su fallecimiento en 1944, en donde colaboró con la BBC.
Este periodista y escritor ha pasado a la historia como uno de los periodistas más renombrados del siglo XX en España, por su manera transgresora de hacer periodismo para la época en la que vivió en donde todo lo tenía en contra y el continuó contando la verdad de lo que sus ojos eran testigos.
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